Félix Houphoüet- Boigny nació en lo
que por entonces era un pequeño pueblo en el centro de Costa de Marfil llamado
Yamoussoukro.
En 1983, siendo ya presidente de
Costa de Marfil, Félix decidió convertir su lugar natal en la capital
administrativa del país.
Pero no se quedó ahí.
Decidió, además, construir allí la basílica más grande del mundo.
Como sus deseos eran órdenes, entre
1985 y 1989 la empresa francesa Dumez construyó en la nueva capital del país la
Basilique Notre Dame de la Paix, la
cual sigue siendo la más grande del mundo hasta ahora, con una
superficie total de 30.000 metros cuadrados y una altura de 158 metros.
El arquitecto que realizó el
proyecto y la ejecución de la obra, el libanés Pierre Fakhoury, se inspiró en la
Basílica de San Pedro en Roma y, si bien el domo y el patio son parecidos, no se trata exactamente de una réplica. El
Domo es un poco más pequeño, pero con el agregado final de la cruz superó en altura a
su par romana.
La Basílica fue construida con
mármol importado de Italia y cuenta con 7000 metros cuadrados de vitraux
importados de Francia. La nave principal tiene una capacidad para 7000 personas
sentadas y para otras 11.000 si permanecen de pie. Los bancos están equipados con un sistema de refrigeración interior y, si uno -u otro- se arrodilla para rezar, puede sentir una brisa fresca que sale del banco.
Detrás de la Basílica se construyó
una “Villa Papal”, reservada, exclusivamente, a su uso como residencia del Papa. Esto implica que fue usada sólo una vez, cuando el Papa Juan Pablo II
inauguró la basílica el 10 de septiembre de 1990.
El costo total de la obra ascendió
por entonces a unos 300 millones de dólares, lo cual naturalmente dio lugar a una
gran controversia teniendo en cuenta que Costa de Marfil, si bien gozaba de cierta
prosperidad económica, tenía uno de los peores índices de desarrollo humano y
de distribución de la renta.
Félix cumplió así sus sueños de
convertir a su pueblo natal en la capital de su país y de construir allí la basílica más grande del
mundo.
Pero no se quedó ahí.
Para sellar su paso a la
inmortalidad, se hizo retratar en uno de los vitraux de la Basílica.
Allí luce, nada más y nada menos, que
junto al mismísimo Jesucristo.
Vista panorámica de la basílica |
Frente de la basílica |
El Domo de 158 m y la columnata |
"Fieles" aguardando a entrar a la basílica |
Exterior de la basílica |
Monaguillos y aspirantes a serlo en la basílica |
Araña central de la basílica |
Vitraux importados de Francia (con el rostro de Félix) |
Vitraux del domo |
Lateral de la basílica Notre Dame de la Paix |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario