viernes, 26 de julio de 2013

Notre Dame de la Paix de Yamoussoukro

Félix Houphoüet- Boigny nació en lo que por entonces era un pequeño pueblo en el centro de Costa de Marfil llamado Yamoussoukro.
En 1983, siendo ya presidente de Costa de Marfil, Félix decidió convertir su lugar natal en la capital administrativa del país.
Pero no se quedó ahí.
Decidió, además, construir allí la basílica más grande del mundo.
Como sus deseos eran órdenes, entre 1985 y 1989 la empresa francesa Dumez construyó en la nueva capital del país la Basilique Notre Dame de la Paix, la cual sigue siendo la más grande del mundo hasta ahora, con una superficie total de 30.000 metros cuadrados y una altura de 158 metros.
El arquitecto que realizó el proyecto y la ejecución de la obra, el libanés Pierre Fakhoury, se inspiró en la Basílica de San Pedro en Roma y, si bien el domo y el patio son parecidos,  no se trata exactamente de una réplica. El Domo es un poco más pequeño, pero con el agregado final de la cruz superó en altura a su par romana.
La Basílica fue construida con mármol importado de Italia y cuenta con 7000 metros cuadrados de vitraux importados de Francia. La nave principal tiene una capacidad para 7000 personas sentadas y para otras 11.000 si permanecen de pie. Los bancos están equipados con un sistema de refrigeración interior y, si uno -u otro- se arrodilla para rezar, puede sentir una brisa fresca que sale del banco.
Detrás de la Basílica se construyó una “Villa Papal”, reservada, exclusivamente, a su uso como residencia del Papa. Esto implica que fue usada sólo una vez, cuando el Papa Juan Pablo II inauguró la basílica el 10 de septiembre de 1990.
El costo total de la obra ascendió por entonces a unos 300 millones de dólares, lo cual naturalmente dio lugar a una gran controversia teniendo en cuenta que Costa de Marfil, si bien gozaba de cierta prosperidad económica, tenía uno de los peores índices de desarrollo humano y de distribución de la renta.
Félix cumplió así sus sueños de convertir a su pueblo natal en la capital de su país y de construir allí la basílica más grande del mundo.
Pero no se quedó ahí.
Para sellar su paso a la inmortalidad, se hizo retratar en uno de los vitraux de la Basílica.

Allí luce, nada más y nada menos, que junto al mismísimo Jesucristo. 


Vista panorámica de la basílica

Frente de la basílica

El Domo de 158 m y la columnata

"Fieles" aguardando a entrar a la basílica

Exterior de la basílica

Monaguillos y aspirantes a serlo en la basílica

Araña central de la basílica

Vitraux importados de Francia (con el rostro de Félix)

Vitraux del domo

Lateral de la basílica Notre Dame de la Paix

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