Después de
Ciudad del Cabo, decidí visitar la
Ciudad de Umtata, en la Provincia del Cabo Oriental de Sudáfrica, y sus
zonas aledañas, Qunu, Mvezo y Quequesweni, donde Nelson Mandela nació y vivió
su infancia.
Esto me dio la
ocasión de visitar el museo erigido en su honor, las placas conmemorativas de
algunos hitos de su vida y la casa que se hizo construir en Qunu como réplica
exacta de la residencia en la que estuvo preso tras ser liberado de Robben
Island, en Víctor Verster, Ciudad del Cabo.
Pero más aún, me
dio la oportunidad de sumergirme en la exquisita cultura de los xhosas.
El nombre
El origen del
término “xhosa” es discutido. Una leyenda refiere que uXhosa es el nombre de un legendario jefe que en la primera mitad
del siglo XVI habría decidido separarse de la nación Nguni o, menos
modestamente, que habría sido el primer habitante sobre la tierra (otra línea
sugiere que el pueblo desciende de un personaje mítico llamado Tshawe). La nación Nguni floreció en Africa Central (en
la región de los Grandes Lagos, más exactamente) aglutinando diversos pueblos
bantus que habían migrado allí desde Africa occidental-ecuatorial (la actual
Camerún). Tras la secesión, los seguidores de uXhosa habrían migrado hacia el sur del continente y se habrían
asentado en la actual provincia del Cabo Occidental, donde habrían entrado en
contacto con los pueblos Khoikhoi y San. La segunda teoría sostiene,
precisamente, que el vocablo deriva de la palabra Kosa que, en una de las lenguas Khoikhoi significa “gente enojada”
o “gente feroz”.
Distribución
geográfica
Cualquiera haya
sido el origen de su nombre, lo cierto es que este maravilloso pueblo convivió
en la zona del Cabo durante un buen tiempo con los pueblos Khoikhoi –de los que
tomó prestados los “clicks” característicos de su lengua, a los que me referiré
luego. Con la llegada de los europeos al Cabo, y los enfrentamientos que a poco
tuvieron lugar, los xhosas debieron desplazarse hacia el este. Luego se
toparían con la expansión de los zulus comandados por el legendario Shaka, que
los obligó a retraerse en parte hacia el este, o a dirigirse hacia el norte.
Los odios tribales entre zulus y xhosas que nacieron en aquélla época aún
juegan un rol decisivo en la agenda política sudafricana.
Según el censo
de 2001, habitan en Sudáfrica aproximadamente 8 millones de xhosas (un 17,5% de
la población total), por lo que constituyen el segundo grupo tribal en número,
después de los zulus. Se encuentran distribuidos principalmente en las
Provincias del Cabo Oriental y Occidental y, si bien todos sus integrantes se
reconocen como amaXhosa (gente
xhosa), están distribuidos en distintos grupos, como los abaThembu, amaBomvana, amaMpondo, amaMpondomise, amaBhaca, amaXesibe,
amaMbo.
La lengua,
música para los oídos
La lengua de los
xhosas se llama isiXhosa. Desde la
lingüística, suele ser clasificada como lengua Bantu (junto a las lenguas isiSotho, isiPedi, isiTswana, isiVenda e
isiTsonga), de la subespecie Nguni (junto a las lenguas isiZulu, isiNdebele e isiSwati).
La lengua era
transmitida por tradición oral hasta el año 1823, cuando el Reverendo John
Bennie de Lovedale, integrante de la Sociedad Misionera
de Glasgow, produjo la primera ortografía en base al alfabeto latino. Esta fue
revisada varias veces hasta que en 1955 el Profesor HW Pahl redujo el alfabeto
a las 26 letras que se utilizan en la actualidad.
La nota más saliente
de la lengua son sus característicos “clicks”, pese a que éstos no son originarios
de las lenguas Nguni, sino que han sido tomados de las lenguas Khoi-San.
En isiXhosa
existen tres clicks básicos:
1- El click “qué
lástima”: la onomatopeya que suele acompañar al sentimiento de “qué lástima”
surge de un click dental: se lleva la punta de la lengua a la parte posterior
de los dos dientes frontales y luego se le retira con fuerza hacia abajo;
2-El click del
“descorche de champagne”: para imitar el sonido que produce el descorche del
champagne hay que presionar la parte frontal de la lengua con el paladar duro
que está detrás de los dientes posteriores, y retirarla rápidamente y con
fuerza;
3-El click del
“caballo”: para incitar al caballo al galope se efectúa un click lateral,
llevando el lado de la lengua contra los dientes superiores y retirándola.
Estos tres
clicks, a su vez, pueden ser “aspirados”, con lo cual ya tenemos seis variantes
de clicks.
Pero para tornar
las cosas aún más complejas, los tres clicks, aspirados o no aspirados, pueden
combinarse con cuatro tipos de consonantes o combinaciones de consonantes:
voceadas, nasalizadas, nasalizadas voceadas y nasalizadas no voceadas. De todas
estas combinaciones surgen veinticuatro sonidos únicos. Y cada palabra,
finalmente, pueden tener uno o varios de estos sonidos.
Por ello, pese a
que uno pueda no entender qué se está diciendo, es un verdadero placer escuchar
a los xhosas hablar en su lengua. Cuando la conversación deviene vivaz, uno
hasta podría bailar al son de los mágicos sonidos.
Como si esto
fuera poco, la lengua isiXhosa ofrece
muchas otras notas de color, entre las que me permito destacar las siguientes:
a) En isiXhosa madre es “no” y padre “so”. Los
nombres de muchas ocupaciones se traducen como “madre de” o “padre de”. Así,
por ejemplo: unoposi (lit. madre de
las cartas) es el cartero; unoteksi
(lit. madre del taxi) es el taxista; unontlalo-ntle
(lit. madre del trabajo por el mejoramiento de las condiciones de vida) es el
trabajador social y unongendi (lit.
madre de no casarse) es una monja. Del mismo modo, usompempe (lit. padre del silbato) es el árbitro y usomandla (lit. padre del poder) es
Dios. Si bien no responde a esta estructura, resulta curioso saber que abogado
es igkwetha (lit. el que da vuelta
todas las cosas).
b) Existen
expresiones idiomáticas para referise a distintos momentos del día que son muy
interesantes. Así, por ejemplo, xa
kumpondo zankomo (lit. cuando los cuernos del ganado están visibles) es
bien temprano en la mañana y xa libantu
bahle (lit. cuando los rayos del sol barnizan a la gente con oro) es el
atardecer.
c) Si una
persona necesita ayuda, dirá ndicela izandla
(lit. “pido manos”) y ayudarse unos a otros es isandla sihlamba esinye (lit. una mano lava la otra).
Las etapas de la
vida
Como muchos
otros pueblos, los xhosas dividen su vida en varias etapas bien diferenciadas,
el nacimiento de las cuales es sellado con un rito específico.
a) El
nacimiento. Todo comienza, claro está, con el nacimiento. Este, aún hoy, sigue
teniendo lugar en gran medida dentro de las casas y es atendido por las
parteras especializadas de la comunidad. Sólo pueden estar presentes la
parturienta, la partera y sus familiares y amigas mujeres.
b) Entierro de
la placenta y del cordón umbilical. Inmediatamente después del parto, tiene
lugar el entierro de la placenta y del cordón umbilical, usualmente dentro del
terreno perteneciente al jefe de familia. En isiXhosa hay un saludo tradicional que pregunta Inkaba yakho iphi? (lit. ¿dónde está tu
ombligo?). La respuesta permite conocer dónde uno vive, cuál es su clan y cuál
su estatus social, de ahí la importancia del rito, que determina quién es cada
cual.
c) Reclusión de
la mujer en el hogar. Tras el parto, la mujer permanece recluida en su hogar
durante diez días junto al recién nacido. Ningún hombre, incluido el marido,
puede entrar a la casa.
d) Presentación
del bebé en sociedad. Transcurrido este tiempo, el bebé es presentado en
sociedad. La comunidad, encabezada por el padre, se reúne afuera de la casa,
expectante, para darle la bienvenida. La mujer sale con el bebé en brazos, lo
alza y presenta, entre aplausos, cantos, chillidos y bailes. Suele seguir un
festejo con comida y bebida.
e) Asignación de
nombre. Aquí tiene lugar, también, la ceremonia de asignación del nombre. El
nombre, para los xhosas, es de vital importancia, y suele reflejar las
esperanzas, aspiraciones, emociones, cualidades especiales, eventos históricos
e incluso circunstancias familiares al momento del nacimiento. Así, por
ejemplo, si un niño varón es nombrado Kwanele
(lit. suficiente) significa que la familia no desea tener más hijos después de
él. Si una niña es nombrada Zenzile
(lit. te has hecho esto a ti misma) es probable que haya nacido después de un
parto muy largo y doloroso. Del mismo modo, si es nombrada Nomakhwezi (estrellas) probablemente nació en una noche muy
estrellada, o si es Nomvula (lluvia)
en un día de inusual tormenta.
Uno de los
xhosas más célebres es, sin duda alguna, Nelson Mandela (aunque cabría
mencionar también al actual Presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, y a freedom fighters de la talla de Robert
Sobukwe y Steve Biko). Pues bien, el nombre xhosa de Nelson Mandela es Rholihlahla (lit. arrancar una rama de
un árbol) que significa “provocar una disputa”, aunque coloquialmente se
entiende como “problemático”. El propio Mandela, en su autobiografía Un Largo Camino hacia la libertad,
señala que de algún modo su padre, al asignarle ese nombre, vaticinó los muchos
problemas que su hijo habría de ocasionar. También menciona que su nombre
Nelson, de origen inglés, le fue asignado por su maestra de la escuela primaria
(en aquélla época no se admitía utilizar los nombres xhosas en las escuelas),
probablemente dada su admiración por el célebre almirante británico.
Los xhosas,
además, llevan su nombre de clan, llamado isiduko.
El clan es una estructura social dentro de una tribu que nuclea a las personas que
pueden trazar sus orígenes a un ancestro hombre en común. El nombre de este
ancestro será el nombre del clan.
Cuando dos
xhosas se encuentren por primera vez, es costumbre que se pregunten por sus
nombres de clan diciendo Khawuzibonge
o Khawuzithuthe.
Para expresar
admiración por alguien públicamente suele utilizarse también el nombre del
clan, seguido del nombre del sub-clan. Esto explica por qué en muchos eventos
Nelson Mandela ha sido anunciado, cariñosamente, como Madiba (este es su nombre de clan).
El nombre de
clan también marca los impedimentos matrimoniales. Entre los xhosas, un hombre
y una mujer con el mismo nombre de clan no podrán contraer matrimonio porque se
entiende que están relacionados.
f) Ritual de
pasaje de niño a hombre. Los xhosas consideran que un varón, al arribar a la
edad de entre 16 y 18 años, está en condiciones de convertirse en hombre. Los
ritos que se desarrollan en miras a sellar tal pasaje reciben el nombre de ukwalusa.
Todos los años,
cuando llega el invierno, conocido como ubusika
(lit. la estación de corte), todos los jóvenes en edad de convertirse en
hombres son reunidos en la comunidad. En esta etapa se los llama abakhwetha. Los abakhwetha luego se retiran a las montañas o bosques por un período
que oscila entre las tres semanas y varios meses. Allí son acompañados por
ancianos de la comunidad, conocidos como amankhata, quienes
les transmiten las tradiciones de la cultura xhosa. En especial, en este
período se les enseña qué significa ser hombre, cuáles son los deberes y
derechos de hombres y mujeres (muy estereotipados, por cierto) e, incluso, los
“trucos” a los que un hombre debe recurrir para satisfacer sexualmente a su
mujer y, naturalmente, tener hijos. Tienen lugar una serie de ritos (cantos,
baños, bailes, ejercicios físicos) que, se supone, deben permanecer secretos,
el más importante de los cuales es la circuncisión. La noche anterior los
jóvenes permanecen desnudos y sus cuerpos son espolvoreados con yeso blanco
(según me dijeron, esto hace que los malos espíritus que puedan descender esa
noche no los adviertan). Por la mañana, los muchachos aguardan en ronda su
turno, entre cantos y música de bombos. Llega el ingcibi (lit. especialista) que ha de efectuar los cortes, uno tras
otros, con una increíble precisión. Cuando le llega el momento a uno, en el
instante preciso del corte, debe exclamar: Ahora sí soy un hombre! Y no llorar.
Porque una de las cosas que aprendieron es que los hombres xhosas no lloran (de
esta manera el ritual contribuye a inculcar un sentido al dolor y prescribe un
modo de sobrellevarlo). Si un niño sale corriendo, llora o no dice la frase con
hombría, puede esperar ser rechazado por sus compañeros de iniciación. Todas
las personas con las que conversé me confesaron que la experiencia es tremendamente
dolorosa pero que, a pesar de ello, nunca se han sentido más exultantes. Por el
cuchillo se convierten en hombres, amakrwala.
A partir de ese momento pueden tener relaciones sexuales (muchos me dijeron que
si una muchacha advierte que el joven no está circuncidado, puede llegar a
rechazar la relación sexual), contraer matrimonio, participar de la discusión
de los asuntos públicos de la comunidad y, en los festines públicos, comer las
mejores piezas de los animales sacrificados (llamadas incum, en general el pechito de la vaca o buey). Antiguamente, los ingcibi utilizaban siempre la misma
cuchilla. Pero, como consecuencia del SIDA, hoy en general cada uno de los
iniciados tiene su propia hoja, que luego se quema. Sobre la herida se coloca
una combinación de plantas y raíces con propiedades absorbentes, cicatrizantes
y antisépticas (en especial una planta llamada incwadi). Terminado el
ritual, los jóvenes se pintan la cara de color ocre (este color simboliza la
felicidad y la fe y es el favorito de los ancestros, tal es así que los amaXhosa eran conocidos también como
“gente ocre”) y regresan a sus comunidades. Esto tiene por objeto dar a
publicidad su nuevo estado. De este modo, una muchacha puede conocer que ese
joven ya está en condiciones de casarse. Al regresar a la comunidad, son
recibidos con mucha alegría por sus padres, parientes y amigos. Las viejas
ropas se queman (simbolizando la destrucción de todo cuanto uno tenía de niño)
y se le dan como regalo ropas nuevas, de hombre. También las familias suelen
regalarle vacas o tierras (aunque ahora es también corriente el dinero en
efectivo) de modo tal de que pueda iniciarse económicamente. Se producen
festejos donde se sacrifican animales para la ocasión (umsebenzi) y se elabora (y bebe en grandes cantidades) una bebida
tradicional llamada umqombothi, a
base de maíz y sorgo fermentados. En Khayelitsha conocí a un muchacho que
acababa de volver de las montañas y aún tenía la cara pintada de ocre. Caminaba
con ropas nuevas y mucha dignidad e hidalguía. Hoy es el día más feliz de mi
vida, me confesó. El propio Nelson Mandela contó con detalles su rito de
iniciación en su autobiografía.
g) Ritual de
pasaje de niña a mujer: Cuando se advierten los signos de la llegada de la
primera menstruación, la niña es recluida en una choza distinta de aquélla en
la que vive habitualmente, pero que se encuentra en general dentro del mismo
terreno. Allí va a permanecer entre 15 días y 2 meses, asistida por una anciana
(también conocida como amankhata) que ha de transmitirle qué se espera de ella
como mujer, y cuáles serán sus obligaciones. A partir de ese momento, asume
condición nupcial.
h) Matrimonio:
Aún hoy, muchos matrimonios entre los xhosas suelen ser concertados por las
familias, requiriendo o no el consentimiento de los interesados, aunque esto es
menos frecuente en las áreas urbanas. En todos los casos, no obstante, se
considera que el matrimonio es una alianza de familias, no sólo de los propios
contrayentes. Algunos consultan los oráculos para ver si la nueva pareja gozará
de buena fortuna. Si se avanza en esa dirección, comienzan las extensas
negociaciones por la dote (lobola).
Aquí, los jefes varones de ambas familias se reúnen para acordar el monto y
composición de la dote que la familia del novio ha de pagarle a la familia de
la novia, los cuales han de depender de factores como la belleza física de la
novia, su estatus social y lo invertido en ella por sus padres (en alimentación,
educación). Originalmente se trataba de vacas, pero en los tiempos actuales se
recurre también al dinero en efectivo (o incluso a un automóvil o motocicleta).
Si bien la cultura no considera a la lobola
un “precio que se paga por la compra de una mujer” (muchas mujeres me han
contado que se sienten valoradas por la lobola
porque sus futuros maridos y sus familias deben hacer esfuerzos grandes por
gozar de su compañía), a veces funciona con esa percepción. Tras el matrimonio,
la mujer va a vivir junto a la familia del novio y se encuentra, en general,
bajo las directivas de su suegra, a la que debe respetar. Si sufriera algún
tipo de abuso por parte de su marido o su suegra, puede que quiera volver con
su familia de sangre. A veces la familia de sangre, al escuchar los reclamos,
tiende a minimizarlos o a restarles importancia, porque un eventual divorcio
traería aparejada la devolución de la lobola.
Por ello, la muchacha golpeada o abusada suele ser alentada a volver al hogar
de su marido, y a respetarlo. Si continúan los abusos puede ocurrir que las
familias se reúnan a discutir el asunto e, incluso, llevarlo a conocimiento del
jefe de la comunidad para que adopte una decisión al respecto. Todo esto hace
que la disolución del vínculo matrimonial sea difícil y poco frecuente, por lo
que esto no debe ser considerado, claro está, como un indicio fiel de la
felicidad de la pareja.
Cuando estuve en
Qunu, se estaban preparando los festejos del matrimonio de uno de los nietos de
Nelson Mandela. Allí me contaron que en todo matrimonio tres cosas no pueden
faltar: la usalipulile (una pipa que
sólo fuma la mujer y se entrega en el momento de la celebración), la itambeka (cinta que luce la mujer en su
cabeza que demuestra que es virgen) y la nomlenjle
(tela que oculta las caderas de la novia –según los xhosas la parte más sensual
de una mujer- para disipar la tentación de los hombres presentes en la
celebración).
i) Funeral. A
los xhosas, como a todos los seres humanos, les llega la muerte. Y, como todos
los seres humanos, sufren la pérdida de sus seres queridos. Es por eso que la
lengua isiXhosa cuenta con un
sinnúmero de eufemismos para referirse a la muerte de alguien. Así, suele
decirse ukudoduka (lit. se ha ido a
casa), ukusweleka (lit. se ha
convertido en escaso), ukubeka inqawa
(lit. ha dejado la pipa), ukusiwa kooyise
(lit. ha sido llevado por los ancestros). Si uno quiere expresar empatía ante
el fallecimiento de una persona, puede decir akuhlanga lungehlanga (lit. lo que ha pasado no es lo que no pasa).
Ante la muerte, suele existir un período de duelo (donde todas las mujeres se
reúnen a llorar desconsoladamente) mientras se preparan y distribuyen comidas
para los presentes (los funerales suelen demandar gran parte de la economía de
las familias) y luego tiene lugar el entierro. Los xhosas creen que, tras
perecer, el muerto reside con los ancestros, observa todos los acontecimientos
terrenales (y exige respeto) y en ocasiones especiales pulula entre ellos. Los
ancestros actúan además como intermediarios ante el Ser Supremo, llamado uThixo o uQamata. Muchos han sido
convertidos al cristianismo, con lo que tales creencias conviven,
sincréticamente, con las ideas cristianas al respecto.
Economía
Desde su llegada
al sur del continente, los xhosas se han dedicado a la agricultura y a la
ganadería. Algunos autores han observado una estratificación social entre
agricultores y pastores, en la que éstos últimos ocuparían la cúspide de la
escala.
De hecho, el
ganado (iinkomo) siempre ha sido el
centro y orgullo de la vida xhosa, representando riqueza y respeto. Además de
ofrecer leche, carne y cuero, tiene un valor muy especial en el sacrificio
ritual y en la dote (lobola). No es
casual, pues, que uno modo alternativo de decir gracias sea Maz´ enethole (lit. una vaca y su
ternero) implicando que una madre hace todo por los suyos.
El ganado como
expresión de la riqueza ha ido siendo reemplazado por el dinero, pero su
importancia pervive en el lenguaje. Así, el término para designar el capital es
inkunzi (lit. toro) y la palabra para
designar al interés, fruto del capital, amathole
(ternero). Valgan aquí, pues, las analogías con el origen de nuestras palabras
capital (del latín cápita, en tiempos en que la riqueza en Roma se medía,
también, por la cantidad de cabezas de ganado) y peculio (ingreso, del latín
peculium, ganado).
En los tiempos
actuales, y especialmente en las zonas urbanas, la actividad económica está
diversificada.
Tres personajes
para tener en cuenta
En la tradición
xhosa, tres personajes tienen mucha importancia. Se trata del inkosi, el imbongi y el sangoma.
El inkosi es el jefe de la comunidad y
reúne en sí poderes ejecutivos, legisferantes y de resolución de conflictos
entre los miembros de la comunidad (tarea para la cual suele ser asistido por
un Consejo de Ancianos integrado por las personas más longevas).
El imbongi es el guardián de los valores y
prácticas de la sociedad: es la voz de la nación. Suele vivir muy cerca del
jefe y acompañarlo a todos los actos públicos (aún hoy, el imbongi ha estado presente en la liberación de Nelson Mandela, en
su asunción como presidente en 1994 y, cada año, en la apertura del Parlamento).
Puede alabar o incluso criticar al jefe y comentar los asuntos públicos con
impunidad. Ha ido desarrollando un estilo poético que con el tiempo dio
nacimiento a la tradición oral de la poesía de alabanza xhosa (llamada izibongo).
El sangoma, por su parte, es el médico
tradicional, adivinador y hechicero de la comunidad. Si bien habré de abordar
con mayor detenimiento el rol de los sangomas en otra crónica, cabe mencionar
aquí que no sólo conoce las propiedades de las plantas medicinales, sino que
sirve de medium con los ancestros,
quienes pueden revelarse mediante sueños o en un trance. Cuando los ancestros
se valen de la boca del sangoma para hablar, la voz es conocida como nomathotholo. Dada la similitud de tales
voces con las emanadas de una radio, a ésta última se la conoce, curiosamente,
como unomathotholo.
Costumbres
culinarias
La dieta de los
xhosas está basada en el isidudu
(polenta de maíz blanco), a la que mezclan con carne (de vaca, cabra, cordero u
oveja, constituyendo la cabeza de ésta última un delicatessen muy apetecido).
Entre las verduras, se destacan la calabaza hervida (ithanga) y los porotos secos (umnqusho).
La leche se deja
fermentar al aire libre y se convierte en amasi,
altamente preciada entre los xhosas. Preparan también distintas bebidas
alcohólicas a través de la fermentación del maíz y el sorgo (umqombothi y ublayi son las preferidas).
La hospitalidad
Por último, no
puedo evitar referirme a la hospitalidad de los xhosas, de la que tanto se
enorgullecen.
La hospitalidad
está regida por el ubuntu (lit.
humanidad, decencia) que engloba todos los atributos del cuidado del prójimo.
Hay un proverbio isiXhosa al efecto
que dice Umntu ngumntu ngabantu (lit.
uno es uno a través de los otros).
El ubuntu manda el saludo obligado entre
quienes se conocen y quienes no se conocen, el respeto por los mayores, los
códigos lingüísticos que, en honor al respeto, cabe emplear en cada caso, y la
cultura del invitar y aceptar. Esto queda reflejado en la expresión Awumgeni emzini ungatyi (no se entra a
una casa y no se come).
En el continente
en el que hizo su primera aparición el bípedo implume, existen más de mil
grupos étnicos distintos, cada uno de los cuales ha ido forjando y moldeando, a
lo largo de milenios o centurias, su propio lenguaje, costumbres, instituciones
y creencias.
Muy poco se
conoce de ellos de este lado del charco, y pervive una tendencia a colocar a
todos los africanos en una misma bolsa, rotulada de salvajismo e incivilización
que, como siempre, oculta, abriga y legitima intereses oscuros, de dominación
del hombre por el hombre.
Aquí he querido
dejar plasmada mi admiración por tan sólo uno de esos mil pueblos, los xhosas.
Conocer la riqueza y complejidad de su cultura ayuda a comprender.
Y la comprensión
obliga al respeto.